La publicidad segmentada va ganando terreno en nuestro día a día. La propaganda dirigida no se limita a la muestra de anuncios a través de las redes sociales o portales de internet gracias a la información facilitada en nuestros perfiles o al uso de las cookies, sino que ya cuenta con otros métodos más sofisticados. Un ejemplo es la iniciativa llevada a cabo en Japón: han incorporado cámaras en los taxis para saber qué mensajes determinados mostrar a los clientes, hecho que ha generado disparidad de opiniones. Te lo contamos en este post de Conversia.

Opiniones dispares en Twitter sobre el reconocimiento facial en taxis

La llegada de la tecnología ha permitido avances en muchos campos, incluido el de la publicidad. La propaganda ya no se formula ni se consume de la misma forma que antaño: la cartelería o los anuncios en prensa tradicional han dado paso a mensajes personalizados dirigidos a audiencias cada vez más concretas. En este sentido se mueve la nueva iniciativa desarrollada en los taxis japoneses.

Desde hace unos meses, los taxis de Japón usan el reconocimiento facial para segmentar anuncios a los pasajeros. Se trata de un sistema de tabletas que a través de la cámara frontal escanea el rostro de los usuarios del vehículo y recoge datos como el género y la edad. Sin embargo, también podrían estar recogiendo otros datos personales, así como opiniones que se convertirían en un material muy valioso para mostrar anuncios.

El uso publicitario del reconocimiento facial genera un sinfín de opiniones diferentes. Por ejemplo, para la ingeniera de privacidad de Google, Rosa Golijan, se trata de “tener en cuenta el género con el fin de ofrecer el contenido más optimizado”, tal y como publicaba en su cuenta de Twitter. Sin embargo, también hay multitud de detractores de este sistema en las redes sociales, que ven este método como una forma de publicidad muy agresiva, segmentada e invasiva con respecto a la privacidad de los usuarios.

Un servicio orientado a que el viaje sea más cómodo y agradable

Según explica la empresa de taxis, el reconocimiento facial se emplea para generar perfiles por edad y/o género, y estos son enviados a una agencia de publicidad que emite un anuncio relevante. Asimismo, en la pantalla de la tableta el pasajero puede leer un texto que explica las condiciones con las que se usan los datos: “Esta tableta de taxi está utilizando un sistema de reconocimiento de fase con una imagen recibida por la cámara frontal de la tableta. Los datos de la imagen se utilizan para estimar el género/edad con el fin de ofrecer el contenido más optimizado. La estimación se ejecuta una vez al comienzo del programa de publicidad y los datos de la imagen se descartan inmediatamente después del procesamiento de la estimación. Ni la tableta ni el servidor registran los datos.

La empresa japonesa de taxis asegura que este servicio está orientado a que el viaje sea más cómodo y agradable para el cliente y explica que en ningún momento la empresa publicitaria recibe las imágenes reales del interior del vehículo, sino que solamente recibe los datos. El pasajero también dispone de un código QR en la imagen que enlaza a la página “Confianza y seguridad” de la empresa.

Privacidad y protección de datos en Japón

A principios de este año, la Unión Europea y Japón certificaron garantías equivalentes en materia de protección de datos. De este modo, la Comisión Europea considera que los estándares de tratamiento y protección de datos en el país asiático son equivalentes a los europeos, de manera que se podrá crear “el mayor espacio de circulación segura de datos”.

Según un comunicado emitido por la comisaria europea de Justicia, Vera Jourová, “los datos de los europeos se beneficiarán de elevados estándares de privacidad cuando se transfieran a Japón”. Asimismo, las empresas europeas “también se beneficiarán de acceso privilegiado a un mercado de 127 millones de consumidores”.

Los estándares europeos aplicados en Japón conllevarán que los datos solo se procesarán con el objetivo por el cual se trasfirieron desde la Unión Europea, salvo consentimiento expreso de su propietario, durante el tiempo estrictamente necesario y bajo las medidas apropiadas de seguridad. Además, se aplican medidas adicionales para proteger datos sensibles, como los que revelan enfermedades, opiniones políticas o la orientación sexual.

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