Nos gusta compartir imágenes de nuestra vida en las redes sociales. Basta con ojear Instagram o Facebook para darnos cuenta de que amigos, conocidos, personas famosas o completos extraños suben una gran variedad de fotos y vídeos con el objetivo de conseguir el máximo número de “likes” y comentarios en sus perfiles. Pero a veces este tipo de publicaciones puede generar opiniones negativas acerca del contenido compartido e, incluso, puede poner en peligro a los propietarios de los perfiles y a los protagonistas de sus fotos. Te lo descubrimos en este post de Conversia.
Millones de fotos en las redes sociales
Según el portal de estadísticas Statista, en 2017 se subieron en Instagram 65.000 fotos al minuto. Este dato significa que cada hora se compartieron casi 4 millones de imágenes, que representarían más de 93 millones de fotos al día. De este modo, 2017 habría cerrado con unos 34.164 millones de fotos colgadas en la red social. Los datos de Facebook aún son más abrumadores: 243.000 imágenes al minuto (127.720 millones de fotos al año). Estos datos reflejan la tendencia de los usuarios a compartir su día a día en las redes. Pero ¿qué información están dando estas fotos en la red? Sin darnos cuenta, estas fotos están dando mucha información.
Compartir una foto inadecuada te puede amargar un viaje
Desde la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) recomiendan que antes de subir cualquier imagen a Internet, se revise en detenimiento si ésta puede estar mostrando cualquier tipo de información confidencial. Por ejemplo, podría ser que al compartir un selfie se vea, en segundo plano, una pantalla de ordenador en la que se muestre información confidencial o personal, así como documentos de identidad (DNI, carné de conducir, pasaporte…). Dependiendo del tipo de dato mostrado, el usuario (o sus allegados) pueden llegar a ser víctimas de phishing, robo de información, suplantación de identidad o fugas de información, entre otros.
Otro tipo de foto que puede conllevar problemas, según las opiniones de los expertos, es la de un billete de avión que muestre la fecha y el código identificativo del mismo. Es una instantánea bastante común entre la gente que está preparando sus viajes o que empieza un viaje. Este tipo de imagen podría acabar arruinando las vacaciones al usuario ya que está publicando la información completa sobre las fechas del viaje y los billetes que utilizará. Con estos datos, cualquiera que tuviera información adicional, como su email o número de teléfono, podría llegar a cancelar sus billetes. O peor aún, mostrando las fechas de vacaciones se está dando “barra libre” a los ladrones para poder robar en su casa con total tranquilidad. Esto último también puede ocurrir en el caso de que el usuario vaya documentando su viaje en las redes en tiempo real.
Cuidado con las fotos de menores y las imágenes en fiestas
También son numerosas las opiniones que abogan por no exponer a los menores de edad en las redes sociales. Los expertos lo desaconsejan básicamente por dos motivos: por proteger su intimidad y por el peligro de que su imagen se exponga a posibles pederastas. En referencia al primero, puede ocurrir que dentro de unos años estos menores puedan sentirse incómodos con el pasado que sus allegados han subido sobre ellos en las redes. En referencia al segundo, podríamos estar facilitando que los menores estuvieran en peligro al facilitar datos del menor (colegio, actividades extraescolares, horarios de entrada y salida de centros educativos…).
Otra publicación recurrente son las fotos sacadas con amigos durante el tiempo de ocio, tomando unas copas o de fiesta. Con este tipo de imágenes debe tenerse especial cuidado ya que, una foto que hoy pueda parecernos divertida puede dejar de serlo si se mira desde otros contextos, como el laboral. Debemos recordar que cada vez es más recurrente que en los procesos de selección de empleo se revisen los perfiles en redes sociales y que estos generen opiniones de prejuicio entre los reclutadores.
Los metadatos nos dan más información sobre la imagen
Si has llegado a este punto del post de Conversia pensando que ya tomas las suficientes medidas antes de subir una foto a Internet, recuerda que las imágenes realizadas con un dispositivo inteligente o tratadas digitalmente llevan consigo una serie de metadatos. Estos metadatos se generan y se almacenan junto a las fotos con una serie de información adicional como: de qué cámara se ha disparado, los parámetros o la geolocalización (si está activa). Por lo tanto, cualquier persona que acabe accediendo a esta imagen podría saber el lugar donde se realizó, el día, la hora, el autor o qué sistema operativo se utilizó para tratarla. La mayoría de los metadatos de las imágenes se pueden borrar.
Es importante recordar que cuando se sube una imagen a la nube o se envía por correo (Google Drive, Gmail, iCloud o Dropbox) estos datos no se eliminan, sino que debe hacerse previamente si no quieres que las compañías o los destinatarios sepan toda esta información. Por lo contrario, los metadatos sí que se eliminan cuando se comparten en redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram o cuando se envían a través de aplicaciones de mensajería, como WhatsApp o Telegram.
Tres consejos básicos de la OSI antes de subir una foto en redes sociales
Los expertos de la OSI opinan que antes de subir una imagen a una red social, todos los usuarios deberían:
- Deshabilitar el acceso a la ubicación de la cámara del móvil.
- Eliminar la información de los metadatos antes de enviar una foto por email o subirla a la nube.
- Antes de subir una foto a Internet o compartirla en redes sociales, comprobar que no contiene ningún dato visible que ponga al descubierto información que no quiera ser compartida.
Descubre más noticias relacionadas con opiniones sobre protección de datos en este blog de Conversia.
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