, persianas que suben o bajan dependiendo de la hora del día, incluso, frigoríficos que avisan de que algún producto se ha terminado, o electrodomésticos que se encienden en el momento en el que se necesitan. Estos son algunos ejemplos de lo que se conoce con el nombre del internet de las cosas.

Cada día contamos con un mayor número de dispositivos conectados entre nosotros, y se espera que la cifra de este tipo de objetos se sitúe entre los 22.000 y los 50.000 millones en el año 2020. Disponer de este tipo de dispositivos, va a facilitar, y mucho, la vida de los consumidores, pero también va a aportar información muy valiosa para las marcas, que, sin duda, la utilizarán para crear nuevas estrategias totalmente adaptadas y personalizadas, que mejoren la experiencia de uso.

Conflicto entre información y privacidad

El internet de las cosas plantea, más que nunca, el debate entre información y privacidad, del cual las instituciones se han hecho eco. El Nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD (UE) 2016/679 de 27 de abril de 2016), relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, apela a la “privacidad por diseño”, para que la protección de datos se tenga en cuenta desde el principio en el diseño mismo de las aplicaciones.

Asimismo, en 2014 las Autoridades europeas de protección de datos aprobaron el primer Dictamen conjunto sobre internet de las cosas. El documento, cuya elaboración fue liderada por la Agencia Española de Protección de Datos junto con la Autoridad francesa (CNIL), acoge con satisfacción las perspectivas de beneficios económicos y sociales que puede suponer esta tecnología, pero también identifica y alerta de los riesgos que estos productos y servicios emergentes pueden plantear para la privacidad de las personas, definiendo un marco de responsabilidades.

Los peligros del internet de las cosas

Hay muchas maneras en que un hacker puede acceder a características o datos en un dispositivo conectado. A continuación, detallamos algunos de los mayores problemas y riesgos de seguridad y privacidad del internet de las cosas.

  • Gran cantidad de datos: La cantidad de datos que los dispositivos inteligentes pueden recopilar, almacenar y generar por ellos mismos es sorprendente. Un estudio de Logicalis destaca que muy pocas empresas consideran que el gran volumen de datos almacenados en los dispositivos del internet de las cosas puede suponer una amenaza.
  • Los perfiles públicos no deseados: En algún momento, sin duda, has aceptado los términos de servicio, pero ¿alguna vez has leído el documento completo? Un informe de la FTC encontró que las empresas podrían utilizar datos recopilados que los consumidores voluntariamente ofrecen para ejecutar decisiones. Por ejemplo, una compañía de seguros podría reunir información de un consumidor sobre sus hábitos de conducción a través de un coche conectado con la finalidad de calcular la tarifa de seguro más adecuada.
  • La escucha secreta: Fabricantes o hackers podrían utilizar un dispositivo conectado para invadir virtualmente la casa de una persona.