La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado cambios en la legislación norteamericana. Una de las materias que se ha visto afectada ha sido la protección de datos, ya que el Congreso de Estados Unidos aprobó hace unos días que los proveedores de Internet puedan vender los datos de los usuarios con fines comerciales, siempre que estos no manifiesten y/o pidan lo contrario. Una norma que suprime las garantías de privacidad establecidas por la Administración Obama.

¿Por qué vulnera EEUU la protección de datos?

Con 215 votos a favor y 205 en contra, el Congreso de Estados Unidos aprobó a finales de marzo una ley que permite a los proveedores de Internet vender los datos de los usuarios. El presidente norteamericano no tardó ni una semana en promulgarla y actualmente se encuentra totalmente operativa. Esta ley vulnera las garantías de privacidad y de protección de datos de los usuarios estadounidenses en Internet, ya que las compañías proveedoras pueden comercializar datos muy preciados de los usuarios sin su consentimiento. Estos datos son tales como los historiales de búsqueda, las localizaciones de los usuarios, el tiempo que estos pasan navegando en una página concreta o las aplicaciones móviles que se han descargado.

Trump menos restrictivo que Obama

Esta nueva ley suprime la regulación aprobada en octubre de 2016 por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), un texto que era mucho más estricto y restrictivo. Este texto exigía a los proveedores de Internet que obtuvieran el permiso de los usuarios para poder vender sus datos. Asimismo, la norma anterior también establecía que los proveedores de red debían especificar a los clientes qué tipo de datos se recopilaban sobre ellos y con quiénes los compartían.

Además de deshacer las condiciones impuestas hace unos meses, la nueva norma prohíbe a la agencia reguladora que vuelva a imponer restricciones similares en un futuro.

Sin privacidad ni neutralidad en la red

A parte de vulnerar la privacidad y la protección de datos, el nuevo texto también elimina el principio de neutralidad en la red impuesto por Obama, un principio que prohibía la discriminación entre los consumidores por parte de las empresas de telecomunicaciones.

Este cambio de legislación responde a las demandas de las grandes compañías proveedoras de Internet que hace tiempo que exigían a la jurisprudencia norteamericana que fueran sometidas a la misma regulación que empresas como Google o Facebook, a pesar de no prestar los mismos servicios. Este tipo de información permitirá a las compañías entrar en el negocio publicitario en línea, un negocio que mueve más de 83.000 millones de dólares anuales. En definitiva, un triunfo para las empresas de telecomunicaciones.