A medianos de 2016, la Unión Europea y Estados Unidos firmaron el acuerdo de transferencias internacionales de protección de datos, el Privacy Shield (Escudo de privacidad). Desde entonces, miles de empresas se han adherido a este pacto que garantiza el cumplimiento por parte de empresas e instituciones norteamericanas de la legislación europea en materia de protección y privacidad de datos personales. Descúbrelo en este post de Conversia.

Optimismo por parte de Europa 

Tras un año y medio desde su puesta en funcionamiento, la Comisión Europea se muestra “optimista” con los avances que ha habido en Estados Unidos sobre el acuerdo del Privacy Shield. Así lo manifestó hace unas semanas la Comisaria europea de Justicia, Vera Jourova, tras reunirse con el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, para evaluar el primer año de funcionamiento del pacto. Durante este año y medio, 2.639 organizaciones ya se han adherido al pacto, según datos facilitados en la web del Privacy Shield. En la lista se encuentran algunos nombres conocidos como, por ejemplo, las grandes empresas tecnológicas Google, Facebook, Microsoft, Twitter, GoPro o Dropbox, entre otras.

La adhesión de las compañías norteamericanas a este pacto les permite poder tratar datos de residentes europeos desde Estados Unidos, sin quebrantar la firme legislación europea en materia de protección de datos. En este sentido, ya vimos en posts anteriores de este blog de Conversia, que en materia de protección de datos, Europa y Estados Unidos tienen grandes diferencias. Uno de los principales retos al que se enfrenta EE. UU. con el Privacy Shield es el ajuste al RGPD, que será de plena aplicación a partir del 25 de mayo de 2018.

Los europeos pueden demandar a las empresas estadounidenses

Una de las finalidades del acuerdo es reforzar la seguridad de los datos de los ciudadanos europeos, los cuales se trasladan a servidores de Estados Unidos. Para conseguirlo, se ha dotado a los ciudadanos de la Unión Europea de más herramientas para protegerse en caso de controversia, mediante un defensor de sus derechos, llamado Ombudsman. Esta figura vigila de forma independiente que Washington cumpla el acuerdo, al mismo tiempo que garantiza a los europeos la posibilidad de presentar una demanda si piensan que se está vulnerando su privacidad o que alguna compañía no protege como es debido sus datos.

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